Para quien no conoce el fondo de esta canción, puede la fantasía hacer muchas cosas interesantes. Hay un “eso”, que mientras más se ve, más gusta, que se observa, se estudia, se deshace, se vuelve a armar, algo que luego no se ve, pero que cuando se vuelve a mirar, gusta nuevamente. Letra desquiciada, sin sentido aparente, que va y viene, mezclada con las notas que empiezan sigilosamente con Tony Levin, en un bajo como pisadas de gigante silencioso. Se le une Bill Bruford como el viento, con desorden, llevando hojas secas que golpean. Y explota. Revienta. Nos damos de golpes contra las paredes, no resulta y mientras más lo miro, más me gusta, pero me gustaría que estuvieras aquí para mirarlo. Me gusta, así lo deje de ver para volverlo a mirar luego.
Belew, todo se detiene para que puedas entrar, no a cantar con tu encantadora voz, pero para contarnos de esta manía extraña. Mientras más lo miro, más me gusta. Y vuelve a explotar. Y se nos fija en la memoria. Ay, Fripp, lo que haces con mis sentidos, no lo hace nadie más.
El fondo, la historia, la realidad oculta entre las líneas, las cartas escritas, las esculturas. Mientras más lo veo, más me gusta, ¿o no? Porque es exactamente eso lo que sucede con quienes fabrican sensaciones. El arte, cualquiera que fuere, empieza en nuestra mente y en nuestras ganas, y sale a través de nuestras manos para posarse cual mariposas en los sentidos de los que se sientan a disfrutar. Y de eso se trata, de verlo, reverlo, estudiarlo, soñarlo, imaginarlo... y no importa cuántas veces se estudie y se observe, mientras más lo miro, más me gusta. ¿Por qué no estás aquí para verlo?
No hay caso. Suelo repetirme cuando estoy estresada. Y así, indisciplinada y caóticamente, me gusta más.
Advertencia: Algunas veces que he intentado entrar en el sitio que aparece abajo, me han ocurrido cosas raras, como que el antivirus se vuelva loco o salgan ventanas de suplantación de sitio... Manejaos con cuidado.
Es un sitio que trata bien la música de los Crimson, y que dispone de enlaces para descargar su música. Los dificilísimos de coleccionar KCCC (eso sí, fáciles mediante suscripción o compra directa a DGM) están ahí... hasta el número 35 creo recordar.
Como siempre (y no es broma) os recomiendo ser verdaderos supporters de los grupos que os gusten, comprando sus discos, yendo a sus conciertos. Así que eso de descargar que sólo sirva para escuchar, elegir y comprar.
Mientras escribo este post, el Media Player (tengo recién formateado el ordenador y aún no instalé Winamp, fallo grave...) hace sonar el Live in Austin, TX, de ProjeKct Three.
Tenía noticias de este disco, su contenido, la formación, y por supuesto los temas me son conocidos de otros álbumes. Pero hoy he podido al fin tenerlo y lo disfruto por primera vez.
Los ProjeKct Three no tienen mucho material, apenas más que versiones del álbum "Masque" y temas que, o bien son de ProjeKct Two originalmente (Sus-tayn-Z, X-chain-jiZ, Hindu Fizz), o bien podrían considerarse Crimsonianos, por aparecer en el álbum "Heavy ConstruKction" (Heavy ConstruKction, Light ConstruKction, CCCCCCs, ProjeKction). Pero aún así este Cd es cuanto menos fascinante. Suenan a jazz, a un jazz progresivo y experimental, tan peculiarmente esquizoide como lo es el rock progresivo de King Crimson. Es un deleite escuchar los bajos (realmente la touch guitar de Trey Gunn) y la percusión y artilugios que usa Mastelotto, junto con la guitarra no siempre presente de Fripp.
Muy recomendable para todos los que sean capaces de digerir este tipo de música densa, inquietante y sólo a veces melódica.
“Eres mi Lady of the Dancing Water”, me dijo alguien por ahí alguna vez.
Mel Collins rompe el silencio con la flauta. Es como volverse a enamorar. Ese sentimiento extraño, como mariposas. Quizá son las aguas danzantes. Quizá es una especie de melancolía que, al mezclarse con la voz Gordon Haskell, nos traslada entre suspiros a mundos líquidos, donde el vaivén de las olas nos hace soñar. La flauta nos acompaña de una manera deliciosa, como un ave, y no es difícil sentir que caminas sin zapatos en el pasto y ves a la persona que más quieres al otro lado de tu mano. Al otro lado de tus besos.
Atrevida, afirmé que no había percusión en esta canción. Sí la hay. Dos veces ilumina el triángulo, una campana, no sé, pero un ángel recibe sus alas seguramente.
Realmente no hay mucho que decir, porque es una canción que se siente en el alma, en la sangre, en el agua.
Intréprete: King Crimson Título: Red Género: Rock Progresivo Año: 1974
Hablar de un disco de King Crimson no es fácil y menos decidirte por uno, si que es cierto que en la carrera de King Crimson existen unos álbumes en concreto que suponen un giro, un punto de inflexión, Red fue uno de esos, un disco muy importante, incluso para el propio Fripp, a pesar de eso “la tercera reencarnación del Rey Carmesí” , el denominado Mark III (formado por Robert Fripp, Bill Bruford, John Wetton, David Cross & Jaime Muir), se disolvió dos meses antes de salir a la luz el disco, tras este álbum King Crimson permaneció inactivo desde 1974 hasta la aparición de la siguiente “reencarnación” en 1981 con un rompedor Discipline.
Red es uno de los trabajos más compactos de la banda, abarca todos los conocimientos y experiencia adquiridos hasta la fecha y además está evolucionado, va más allá del fabuloso y rompedorLark’s Tongue In Aspic, nos podemos encontrar desde rock hasta jazz pasando por una balada de los más delicada a otra de lo más agónica, siempre con el sello que caracteriza al grupo y con esa forma de trabajo impecable.
En este disco de despedida, Fripp y compañía cuentan con colaboradores de las anteriores formaciones en determinados fragmentos:
David Cross: Violin Mel Collins: Soprano Saxophone Ian Mc Donald: Alto Saxophone Robin Miller: Oboe Marc Charig: Cornet
1. Red [06:20]
El tema que abre el disco destila un aire (inevitablemente evidente) a su predecesor Lark’s Tongue In Aspic, pero con un sonido renovado, utilizando una fórmula nueva… que permite escuchar ese estilo “Crimsoniano” nota a nota manteniendo esa tensión característica, esos matices “Frippianos” cada instante, en los que parece fundir la matemática con la locura minuto tras minuto.
La estructura también es muy sencilla, consiste en un riff de guitarra intenso y sencillo… pero pesado, agónico y a la vez demoledor, una serie de variaciones se van sucediendo sobre el mismo, marcando ese ritmo que parece ir más lento de lo que es en realidad, da la sensación de estar alargando el sufrimiento de aquel que intenta escapar de una pesadilla, hasta llegar a un interludio, que aunque parece un refugio para el oyente, no deja de ser otra trampa más con la que Fripp lo atrapa y lo hipnotiza... hasta dejarlo otra vez presa del “riff persecutorio”.
2. Fallen Angel [06:00]
Fallen Angel abre de forma majestuosa con Fripp al melotrón dando paso a lo que va a ser una balada (en este disco será lo que más nos recuerde a las anteriores formaciones de King Crimson, en cuanto a instrumentación y sonido), la canción se va desarrollando al principio de forma pacífica con la voz tranquilizadora de John Wetton hasta llegar el riff de guitarra de sonido malévolo y endemoniado, y la voz dulce de Wetton se transforma en un lamento, al que se suma la corneta, el saxo y una guitarra que suena como una cuchilla… creando un ambiente hostil y trágico que acompañan al desgraciado estribillo que grita … Faaalleeen Aaaangeeeel!!!
Este tema surgió de una improvisación durante la gira de su anterior album, como podremos observar las únicas aportaciones totalmente novedosas a este album son Red y One More Red Nightmare.
3. One More Red Nightmare [07:07]
Otro tema cuyo inicio es impresionante, comienza con un riff siniestro que parece el resurgimiento y la evolución de Red, a este riff le sigue un Bruford a la batería que deja atónito a todo aquel que intente llevar el ritmo, una maravilla la batería en este corte, Bruford da una clase magistral de lo que es llevar el ritmo y “jugar al despiste” con él, en el momento que entra la voz de Wetton la canción empieza a cobrar un tono más tranquilizador y dinámico para luego retomar ese ritmo que entrecorta la respiración de todas sus “víctimas” (los que lo escuchamos), en el ecuador nos encontramos con una sección más improvisada en la que toman protagonismo los saxos que le dan un toque jazzero y toda una serie de frases a la guitarra acompañadas de una percusión que a veces suena como si estuvieran atizando a algo/alguien con una correa, el riff principal y la melodía principal se retoman posteriormente y las saxos vuelven de forma magistral haciendo toda una serie de malabarismo haciendo de este tema algo más que simple rock progresivo, aportan una gran riqueza en cuanto a lo musical y un grado de elegancia superior.
Como anécdota comentar que Bruford en este tema hace uso de un plato roto (que tomó “prestado” del grupo que había ensayado anteriormente y lo habían desechado, Bruford que tenía una política de ahorro estricta (ya que él era el que llevaba las cuentas del grupo) lo usó… y la verdad es que el sonido resultó peculiar.
4. Providence [08:08]
Providence, se trata de una improvisación de poco más de ocho minutos, el sonido esta tomado del recital que dieron el 30 de Junio de 1974, Providence, Rhode Island, el último minuto no sfue incluido en el album además que su sonido fue depurado en el estudio. En este tema podemos escuchar a David Cross (antes de ser expulsado de esta formación...) introduciendo una especie de melodía a la que se van sumando el resto de componentes, cada uno de ellos intentando tomar un "protagonismo" y rompiendo el esquema del resto hasta ganar el más fuerte, en este caso es Bruford que consigue unificar el caos (casi a mitad de tema) y hacer de esta improvisación un algo, una unidad... me resulta muy interesante este tema porque se va desarrollando y va tomando forma desde la nada, desde el silencio absoluto y esto es lo que lo hace especial, aunque por supuesto rodeado de cuatro joyas que lo único que le hacen es sombra y le quitan el valor que tiene. Para escuchar este tema sugiero ponerse en la piel de uno cualquiera de los músicos y pensar qué es lo que harías en su lugar, cuál sería el siguiente paso, intentar anticiparte a lo que vas a escuchar, cómo te adentrarías en esa maraña de sonidos y darle sentido a lo que haces, cómo lo harías delante del público espectante y cómo justificas esto que la gente está escuchando ya que te lo estas sacando de la manga... y la gente esta pagando por un producto... sin embargo ese producto no lo tienes preparado... ahí está el valor de la improvisación, el sacarla nota a nota adelante y el sorprender tanto al resto como a tí mismo.
Respecto al sonido tiene ciertos toques vanguardistas (me recuerda a la música de algunos compositores contemporáneos que juegan más con “ruiditos”, sensaciones, atonalidades, minimalismo…) también destaca el papel de Wetton al bajo sobre el resto, Fripp se limita a crear una atmósfera tensa que nos saca de quicio, mientras que Bruford nos desconcierta con su espectacular sentido del ritmo. Quizá el tema menos destacable de este álbum tan redondo o quizá debería decir el tema más “duro de escuchar”. En todo caso no tiene desperdicio.
5. Starless [12:18]
Y llegamos al tema estrella, un tema épico dentro de este género y dentro de la discografía de King Crimson, un tema que ya venían tocando en la gira anterior antes de editar el disco. Starless, comienza con una atmósfera creado por el melotrón y Fripp a la guitarra asomando tímidamente con una melodía preciosa, sutil y delicada exquisita para el oído a esta le sigue Wetton entonando pura poesía que resulta deliciosa al oído y sobre todo por el acompañamiento de saxo que le da un toque de intimidad a la par que un tono de pesadumbre y tristeza como muestra la letra:
Sundown dazzling day Gold through my eyes But my eyes turned within Only see Starless and bible black
Ice blue silver sky Fades into grey To a grey hope that oh years to be Starless and bible black
Old friend charity Cruel twisted smile And the smile signals emptiness For me Starless and bible black.
Al terminar la sección vocal empezamos a escuchar una especie de “tintineo” por parte de Fripp, el bajo nos va guiando por esa oscuridad bíblica, entonces empezamos a escuchar sonidos metálicos que se van acercando y chirriando como si del frenazo de un tren tratase, a éste, se le añade el sonido de una especie de campanillas, dan una sensación de espera, una espera incómoda y que poco a poco se va haciendo más larga, más tensa, por momentos da una sensación de agobio e incluso inquietud y la mantienen a tope hasta explotar en una especie de clímax histérico... esto desemboca en una especie de jam jazzera, que conecta directamente con la melodía principal de Starless de forma muy sutil, para dar otro bandazo e impresionarnos con otra improvisación alocada y esta vez sí… centrarse en el colofón, el climax final, el increíble final, impresionante final… final conmovedor, se trata de un final emocionante… un final de película, un final dramático… un final para poner los pelos de punta.
Impresiones:
Qué decir de esta maravilla, de esta joya, de este clásico… lo único negativo quizá sea la portada, es lo que menos gracia me hace, única portada de King Crimson en la que salen retratados, un artwork simple salvo en detalle en la contraportada que merece ser resaltado, ese cuentakilómetros que está en “Red” señalando el 7 como indicando que van pasados de revoluciones y que estaban a tope de creatividad y no podían dar más porque este era el fin... es un detalle muy curioso ya que este era su séptimo album.
Este post es una colaboración de Cristian Gil y aparece originalmente en su blog Belleza sin Palabras
Estaba en casa de una amiga, no sé bien qué hora sería, estaba oscuro, pero en estos inviernos polares nunca se sabe, siempre es de noche. El caso es que yo era totalmente nueva (sigo siéndolo, a decir verdad) con el asunto de los Crimson. Me eché en el sofá con los audífonos puestos, dispuesta a escuchar, como quien hace su tarea o como quien estudia para un examen, todo el material de los Crimson que me había bajado. No tardé mucho en quedarme dormida. Imagino que soñé con juglares, marionetas, lagartos e islas.
Las gaviotas me trajeron lentamente de vuelta. No podía comprender nada. Desde dónde me encontraba, en qué tiempo del día estábamos... y si todavía seguía escuchando a los Crimson, porque esto no se parecía en nada a lo que había escuchado antes. Revisé, no sólo una, sino tres o cuatro veces. Era correcto. Era la Canción de las Gaviotas en las Islas. “Vaya”, pensé. Me senté bien y la volví a tocar.
Esta melodía es realmente una delicia. ¿Qué prodigio tendría la capacidad de crear, colocar las notas de tal manera que el oído llegue a un éxtasis astral? Bueno, no podría ser otro que Mister Fripp. No cualquiera logra juntar sonidos de una manera tan exquisita. Ciertamente, te traslada a una isla, te rodea de aves marinas, te vuelve pez y te atrapa entre las olas, te llena de sal. A la hora del amor, es una caricia más.
Puedo oír a las gaviotas afuera. La primavera las llena de ganas y las pone en celo. Hay que tener cuidado con las que empollan. Ya me ha pasado que he recibido un picotazo en la cabeza...
Presioné el botón de “play” como si fuera la primera vez en mi vida. Me habían dicho, no hacía mucho, que si quería empezar a escuchar a los Crimson, lo hiciera con 21st Century. Con cierta timidez y escepticismo pero, al mismo tiempo, convencida de que la recomendación venía de buenos oídos, me coloqué los audífonos. El volumen no muy alto, no vaya a ser que hubiera algún tipo de explosión irremediable en mis laberintos. Comenzaron los acordes y las garras de gato a arañar en mis sentidos. Pude ver mis vellos erizarse, mis pupilas dilatarse, el sudor frío en la nuca, mi cabeza mecerse y, desde la garganta, un grito que subía lenta, pero decididamente “21st Century Schizoid Man!!!”.
Como si la hubiera escuchado antes, como si hubieran vuelto locos colores a mi vida. “Lo que me he estado perdiendo”, pensé. Me conseguí la producción entera, le hablé al viento, confirmé mi lunaridad, escribí epitafios sin sentido, fui parte de la corte, la bruja de fuego y de los títeres. Crucé la puerta y avancé hacia un lugar del cual ya no hay retorno, felizmente. Estuve perdida en el mundo de los espejos, me sentí como una pequeña Alicia, que corre, crece, se hace minúscula, persigue y es perseguida, se esconde, surge, grita, canta, cae, muere y vive otra vez.
Michael Giles, un prodigio sin igual, corre que te atrapan, pero sin tropezar. Greg Lake, como un llanto, un reclamo, una osadía, una provocación... El saxofón de Ian MacDonald, me sube y me baja, produciendo un vértigo inexplicable, un éxtasis. Peter Sinfield, una lírica extraña y, aparentemente, sin sentido, pero así es la esquizofrenia, ¿no? Robert Fripp, no hay forma de conceptuarlo.
Lo dejo ahí, que mientras escribo, escucho la canción... y el deleite me aleja de la escritura.
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