viernes, 8 de mayo de 2009

Crónicas de Nueva Crimsoniana - Prelude: Song of the Gulls

Realmente me descubrió en sueños.

Estaba en casa de una amiga, no sé bien qué hora sería, estaba oscuro, pero en estos inviernos polares nunca se sabe, siempre es de noche. El caso es que yo era totalmente nueva (sigo siéndolo, a decir verdad) con el asunto de los Crimson. Me eché en el sofá con los audífonos puestos, dispuesta a escuchar, como quien hace su tarea o como quien estudia para un examen, todo el material de los Crimson que me había bajado. No tardé mucho en quedarme dormida. Imagino que soñé con juglares, marionetas, lagartos e islas.

Las gaviotas me trajeron lentamente de vuelta. No podía comprender nada. Desde dónde me encontraba, en qué tiempo del día estábamos... y si todavía seguía escuchando a los Crimson, porque esto no se parecía en nada a lo que había escuchado antes. Revisé, no sólo una, sino tres o cuatro veces. Era correcto. Era la Canción de las Gaviotas en las Islas. “Vaya”, pensé. Me senté bien y la volví a tocar.

Esta melodía es realmente una delicia. ¿Qué prodigio tendría la capacidad de crear, colocar las notas de tal manera que el oído llegue a un éxtasis astral? Bueno, no podría ser otro que Mister Fripp. No cualquiera logra juntar sonidos de una manera tan exquisita. Ciertamente, te traslada a una isla, te rodea de aves marinas, te vuelve pez y te atrapa entre las olas, te llena de sal. A la hora del amor, es una caricia más.

Puedo oír a las gaviotas afuera. La primavera las llena de ganas y las pone en celo. Hay que tener cuidado con las que empollan. Ya me ha pasado que he recibido un picotazo en la cabeza...

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