jueves, 14 de mayo de 2009

Crónicas de Nueva Crimsoniana – Lady of the Dancing Water

“Eres mi Lady of the Dancing Water”, me dijo alguien por ahí alguna vez.

Mel Collins rompe el silencio con la flauta. Es como volverse a enamorar. Ese sentimiento extraño, como mariposas. Quizá son las aguas danzantes. Quizá es una especie de melancolía que, al mezclarse con la voz Gordon Haskell, nos traslada entre suspiros a mundos líquidos, donde el vaivén de las olas nos hace soñar. La flauta nos acompaña de una manera deliciosa, como un ave, y no es difícil sentir que caminas sin zapatos en el pasto y ves a la persona que más quieres al otro lado de tu mano. Al otro lado de tus besos.

Atrevida, afirmé que no había percusión en esta canción. Sí la hay. Dos veces ilumina el triángulo, una campana, no sé, pero un ángel recibe sus alas seguramente.

Realmente no hay mucho que decir, porque es una canción que se siente en el alma, en la sangre, en el agua.

Esta Lady of the Dancing Water dice “Farewell”.

2 comentarios:

  1. Es hermoso lo que escribes, refleja muy bien lo que hace sentir la increible música de King Crimson. Transporta hacia otros mundos, es algo demasiado maravilloso.
    Saludos !

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  2. Un gusto enorme que pases por aquí y que te agrade lo que ves, Blu.

    Es verdad, las sensaciones producidas por los Crimson son increíbles, impredecibles, inciertas, variadas... desde la ansiedad hasta la delicadeza, pasando por unos matices inimaginables.

    Ojalá te veamos por acá otra vez :)
    Saludos.

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